Drones armados en Colombia: la nueva forma de guerra que amenaza a la población civil
El uso de drones por parte de grupos armados en Colombia ya no es una amenaza del futuro: es una realidad instalada que agrava la violencia y pone en riesgo a comunidades enteras.

Según un informe de Indepaz, estructuras armadas como el Frente 33 del Bloque Magdalena Medio, el Estado Mayor Central (EMC) y el ELN están utilizando drones comerciales modificados para lanzar explosivos, espiar movimientos comunitarios y extender su control sin presencia física. La facilidad de adquirir estos dispositivos y la posibilidad de adaptarlos artesanalmente ha permitido su expansión como herramienta ofensiva en zonas rurales y urbanas.
El documento alerta sobre una sofisticación creciente en el uso de estas tecnologías. En regiones como Tumaco, Cauca, Catatumbo, Guaviare y Nariño, se han documentado ataques con drones cargados de explosivos. Solo entre abril de 2024 y marzo de 2025, se registraron al menos 185 eventos de este tipo, con un saldo de 31 civiles y 19 uniformados heridos, además de dos personas muertas: un menor de edad y un integrante de la Fuerza Pública.
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Andrey Avendaño, vocero del Frente 33, admitió públicamente que su estructura y el ELN emplean estos dispositivos en su confrontación en el Catatumbo, lanzando hasta 50 explosivos al día desde drones operados por personas en motocicletas.
La situación se agrava por la ausencia de controles y regulaciones específicas. Aunque el Derecho Internacional Humanitario exige distinguir entre objetivos civiles y militares, el uso de drones con poca capacidad de discriminación ha generado impactos directos sobre la población, normalizando una práctica que podría constituir crímenes de guerra.
Además del uso directo, los grupos armados también están reclutando personas con conocimientos técnicos. En Cúcuta, un experto en drones denunció haber sido contactado por el ELN para capacitar combatientes y construir equipos capaces de transportar entre 10 y 30 kilos de explosivos.
Finalmente, la guerra, dice Indepaz, ya no necesita trincheras ni una presencia territorial constante: basta un dron, una tablet y un operador móvil. Mientras tanto, las comunidades quedan atrapadas bajo un cielo que dejó de ser azul.
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