Médicos roqueros llenaron de alegría y esperanza el corazón de niños y niñas en el Hospital General de Medellín
Se juntaron hace 16 años y crearon el grupo Efectos Secundarios. Solo tocan rock, ya sea en español o en inglés. Son cinco médicos de Medellín, especializados en dif...
Se juntaron hace 16 años y crearon el grupo Efectos Secundarios. Solo tocan rock, ya sea en español o en inglés. Son cinco médicos de Medellín, especializados en diferentes ramas y que trabajan en distintos lugares, quienes ponen todo de sí, para con su alma y su música llevar un mensaje de alegría y esperanza a quienes los escuchan.
Esta vez y por primera ocasión, dieron un concierto para niños y niñas. El escenario fue el auditorio del Hospital General de Medellín, en donde de a poco los pequeños, junto con sus padres y adultos tutores, fueron ingresando para disfrutar de este espectáculo. La mayoría estaban disfrazados como corresponde a estos días en que se celebra el tradicional Halloween en nuestro país.
En la sala ya los músicos estaban listos, por varios minutos dejaron de ser los médicos que a diario trabajan salvando vidas o si lo eran, siempre son profesionales de la salud, pero estaban en otro papel, en el que más les gusta cuando están fuera de los quirófanos y los consultorios médicos: ser músicos y no de cualquiera, ser intérpretes de rock, en inglés o en español, que es la que les mueve las emociones.
Los médicos músicos
Esta agrupación antioqueña Efectos Secundarios nació en 2007 y está conformada por médicos que en sus ratos libres hacen rock. Sus fundadores, Carlos Andrés Figueroa, Edward Alexánder Blandón y Luis Miguel Toro, iniciaron la agrupación como un espacio para desarrollar su faceta creativa y explorar la música como parte de su vida personal y profesional, bajo la convicción de que “la vida sería un error sin el arte y sin la música”.
Todos combinan sus profesiones con el amor por la música, su vida gira en torno al bienestar. Sus manos sanan y también hacen arte. Sus vidas se debaten entre sus dos pasiones y vaya que las conjugan bien, en especial, cuando se trata de los niños. Entienden del amor a ellos porque su cotidianidad está cargada de diagnósticos, historias y vivencias que no dejan de doler.
Hoy, 16 años después, la propuesta mantiene su esencia. El grupo está integrado por el urgentólogo, Leonardo Ramírez, como vocalista y guitarrista, es director médico de la Clínica BioXcellerator (tratamientos con células madre y medicina regenerativa) y es el más nuevo del grupo; el hematopatólogo del hospital Pablo Tobón Uribe, Ricardo Cardona, en la percusión; el urgentetólogo investigador y profesor de la Universidad de Antioquia y del Hospital Alma Mater, Carlos Vallejo, tocando la batería; el salubrista, Carlos Figueroa, médico de Sura EPS en el bajo, además de baterista, pianista y teclado y a su vez, es el director musical y el infectólogo pediatra, Juan Gonzalo Mesa, en la guitarra líder, que trabaja aquí en el Hospital General de Medellín y en la Clínica Las Américas
La música sana
Se les nota la camaradería y la amistad por encima. Sus hijos y su familia hacen parte del público que los secunda y sienten un gran placer cuando hacen este tipo de eventos, pero hoy, la sensación puede ser más poderosa porque es la primera vez que están ante una audiencia infantil.
Para Carlos Figueroa, que es el director musical aunque no le gusta que se lo digan “muchos se preguntarán cómo se convierte uno de un especialista a un rockero…pero en mi caso es al revés; yo desde el colegio tocaba la guitarra y estaba en una academia. Y cuando salí en 11 tenía la duda si estudiar música o medicina. Y finalmente decidí estudiar medicina y convertí la música en un hobby y realmente creo que fue el camino adecuado porque me gusta mucho mi trabajo, me encanta lo que hago y con la música pues complemento lo que realmente me falta en la vida. La música complementa una gran parte de lo que yo hago en el día a día y me mantiene muy activo, muy vivo y muy creativo, que eso es muy importante”.
En el mismo tono, con su hija Victoria al lado -estudiante de segundo de primaria, que lo abraza como si se le fuera a volar- se expresa Juan Gonzalo al referirse a la importancia de la música para la gente y al poder curativo que esta tiene para las personas. “La música sana, la música es vida y salud; tiene muchos, mucho impacto en muchas cosas del cuerpo humano y está demostrado que la música relaja. La música tranquiliza, la música da energía, felicidad y eso realmente en el como en todas las dimensiones de la salud humana, tiene un impacto diferente en cada dimensión. Entonces, realmente escuchar música apoya mucho la salud del ser humano, y esto es lo que queremos con nuestro arte”. Y a renglón seguido su hija sonriendo expresa su deseo: “A los niños que están aquí, que se mejoren y que sean felices con el concierto que les vamos a dar”.
La música como transformadora de vidas
Para María del Pilar Duque Loaiza, gerente del Hospital General de Medellín, «este espacio cargado de amor y energía, es gracias al grupo de médicos que con su música brindaron alegría a nuestros niños hospitalizados. Es un evento trascendental. Esto es generar cambios, es brindar calidad de vida y salud, es poder dar sonrisas en medio de tanta adversidad. Desde el corazón, esto es una alegría total, porque ver a los niños en un proceso de hospitalización, de pasar por dolor, por angustia, por la incertidumbre de un diagnóstico y sentirse hoy acompañados por su equipo de pediatras al son de la música, es transformar vidas, transformar corazones, transformar pequeños momentos”.
El concierto
Pasaditas las seis de la tarde inició el concierto y arriba -cada uno con su pinta particular- comenzó a interpretar el repertorio que tenían preparado. 13 canciones de diversos cantantes que han hecho del rock esa música potente y melódica que se resiste a morir ante los nuevos ritmos que impone la industria.
Con sombreros de piratas, del capitán, Jack Sparrow, de Bob Marley y de máscara comenzó el espectáculo, algo diferente a lo que estaban acostumbrados a escuchar, un género lleno de instrumentos musicales con los que muchos se maravillaron al primer encuentro. Música que se crea con tacto, con conocimiento y con sentimientos, sin sonidos preproducidos; lo de ellos es sentir cada nota y hacérsela sentir al público.
Andrés Calamaro, Gustavo Cerati, Caifanes, Héroes del Silencio, Maná y Queen, fueron entre otros algunos de los artistas invitados. Y a medida que sonaban las canciones los niños a su manera brincaban y cantaban y los adultos traían a sus memorias aquellos instantes de la juventud en donde con estos acordes musicales se enamoraron de la vida y de ese arte único que es la música rock. Hasta un pequeño espacio para improvisar La Vaca Lola, en estilo roquero, tuvieron los intérpretes.
Y la alegría fue llegando
Con We Will Rock You de Queen se prendieron las palmas y se agitaron los pies y la alegría empezó a llenar este espacio, en donde aparte de niños y niñas hospitalizados, también se encontraban presentes los pequeños hijos de las personas que trabajan para el Hospital General. Unos y otros, sin distingos y compartiendo alegrías estaban en este escenario, compartiendo, con esa espontaneidad tan propia de ellos y con ese corazón abierto y sincero que es parte de su esencia y así se dio paso a las sonrisas.
En medio del espectáculo Emmanuel Cano, un niño hospitalizado que asistió a esta actividad habló sobre el significado que tuvo para él esta experiencia musical.
O como le ocurrió a Matías Sánchez y a otros niños que estaban internos, que desde el propio hospital pusieron toda la logística y el compromiso para que pudieran disfrutar del concierto. A Matías lo llevaron desde su camilla hasta el escenario, hasta donde se acercó con sus chanclas amarillas y luego se paró al frente y se dejó llevar por el ritmo de la música dejando de lado sus problemas de salud.
El concierto siguió. Y ya para el final comenzó a sonar Corazón Espinado, esa canción que Santana con su estilo y su guitarra, junto con el grupo mejicano Maná y su cantante Fer catapultaron a la cima de las listas en América y otras partes del mundo y con este tema se empezó a darle fin a esta jornada en donde el rock fue protagonista, pero en donde lo más importante fue llevarles alegría y esperanza a los corazones de estos pequeños que con todas sus fuerzas luchan por salir adelante con su salud y que a día nos enseñan con su ejemplo y valentía que incluso en los momentos más difíciles y más adversos, una sonrisa, una palabra o el abrazo de la música puede ser más potente y sanador que una pastilla o una intervención quirúrgica, porque la música y en general el arte, sanan heridas invisibles, esas que no se ven en las radiografías ni en la historias clínicas de los pacientes.
Además de los médicos, a esta iniciativa se sumaron Trueno Project y AD producciones donando el sonido profesional y la logística para el concierto.
Los niños y niñas del Hospital General
Este año, más de 8300 menores han recibido atención integral en el Hospital General de Medellín, en donde un equipo de profesionales atiende patologías de alta complejidad en subespecialidades como cuidados intensivos, nefrología, oncología, neurología, neumología, infectología, reumatología, cardiología, cirugía, neurocirugía, neonatología y oftalmología con todo el compromiso y la excelencia.
Y así como hoy, esa atención integral fue más allá de los remedios o fórmulas médicas. Esa atención para el alma llegó en forma de melodías musicales roqueras, esas que nos acarician de forma invisible, pero que quedan para siempre en nuestros corazones.
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