Medellín: la historia de Maxi, un perro que murió en el maletero de un bus de Copetran luego de que conductor se opusiera a que fuera con sus dueños

El pasado 19 de julio, Maxi, un perro de año y medio, inició un viaje que terminaría en tragedia. El trayecto entre Maicao (Venezuela) y Medellín, que debía ser una experiencia más con sus dueños, se convirtió en una pesadilla de cinco horas que terminó con el animal sin signos vitales dentro del maletero de un bus de la empresa santandereana, Copetran.

Sus dueños habían consultado previamente las condiciones del transporte. 

“El día que fuimos a comprar los pasajes, dijimos que viajábamos con nuestra mascota... que, si teníamos que pagar algo adicional, que él podía viajar con nosotros arriba si no excedía las medidas del papel”, relató Gabriela Nava, dueña de Maxi.

En efecto, durante el trayecto de ida, Maxi acompañó a su familia en la cabina. “Él viajó muy tranquilamente con nosotros arriba, desde Medellín hasta Maicao”, aseguran.

Pero al regreso, todo cambió. Según narraron, “el chofer no nos dejó montar a la mascota arriba con nosotros... que viajaban en el maletero”. 

A pesar de presentar el documento que respaldaba su derecho a viajar en la cabina, el conductor se mostró inflexible, dijeron en EL TIEMPO. 

“Decía que nosotros no íbamos a saber más que él... que no era ni el primero ni el último que viajaba en el maletero”.

La ruta entre Maicao a Medellín inició y los pasajeros permitieron que Maxi se fuera en la parte de las maletas del bus. 

Dos horas después, en una parada, los dueños revisaron al canino y parecía estar en buen estado, incluso, le brindaron un poco de agua.

“Estaba bien, estaba en perfecto estado”. Pero dos horas y media más tarde, todo cambió. Al abrir el compartimiento por una encomienda, una pasajera alertó: “Ese perrito se estaba muriendo”.

“Le empezamos a tocar la puerta para que la abrieran... y cuando bajamos ya el perrito estaba muy mal”, relatan con la voz quebrada. 

Aún mostraba signos de vida, pero débil. “Se movía, no mucho, pero sí”. 

Con urgencia, fueron llevados a un veterinario. Allí se confirmó que Maxi había fallecido. Según la constancia médica, sufrió asfixia provocada por un golpe de calor, y se atribuyó responsabilidad directa al chofer.

Lo más desgarrador fue la respuesta posterior de los conductores.

“Nos decían que no fuéramos a levantar ninguna denuncia... que ellos nos pagaban el perrito”. 

Luego de lo sucedido la pareja de esposos cremó al cachorro y le hicieron un altar en su hogar. La familia decide contar esta historia con el fin de que a otros pasajeros no les pase.

EL TIEMPO intentó contactar en varias ocasiones a la empresa Copetran para conocer su versión, pero al cierre de esta publicación no se recibió respuesta. 

REDACCIÓN NACIÓN- EL TEMPO.