En Medellín, a 1800 metros de altura está la felicidad
“Soy caficultor por tradición. Ahora soy el que llevo el legado; hasta el momento estamos haciendo las cosas muy bien y la Alcaldía de Medellín se ha manifestado de ...

“Soy caficultor por tradición. Ahora soy el que llevo el legado; hasta el momento estamos haciendo las cosas muy bien y la Alcaldía de Medellín se ha manifestado de muchas formas con nosotros en este proceso. Gracias a ellos ya vendemos nuestro café”, Diego de Jesús Álvarez Muñoz.
Ilda: extrovertida, cariñosa, anfitriona por naturaleza y con una entereza admirable. Diego: inteligente, disciplinado y con una timidez cargada de sabiduría. Ambos: sencillos, creativos, recursivos y con una tenacidad insuperable viven una autentica historia de amor y trabajan con empeño para fortalecer su emprendimiento, Café Especial de Altura 1800 metros sobre el nivel del mar.
Ilda Elena Arroyave Galeano y Diego de Jesús Álvarez Muñoz, son una pareja inspiradora cuyo amor florece en cada una de sus palabras y acciones. Ellos han encontrado en la vereda La Volcana de San Sebastián de Palmitas, a 1800 metros de altura sobre el nivel del mar, el lugar perfecto para desarrollar su proyecto de vida.
El gusanito del amor
“Acá en Palmitas hacían reuniones en un lugar que se llama El Trapiche. En una de esas nos encontramos. Yo veía que él me miraba y yo lo miraba, hasta que nos pusieron a trabajar en equipo y él, por echarme los perros, me tiró un gusanito y yo le tengo el pánico a los gusanos”, narra Ilda.
La teoría de Diego es que “ese gusanito hizo todo porque ya ella empezó a qué mira este y las risitas por allá, que vea este almuercito y este tintico. Ella es mi motor porque un hombre solo no coge rumbo”.
Para Ilda, la historia va más allá del gusanito: “nos llevaron a capacitarnos a otras partes y nos tocó irnos juntos durante un día entero de camino. Nos fuimos conversando, un día lo invité a almorzar e iniciamos una amistad muy bonita. Así empezaron papá y mamá y acá estamos…jajaja”.
Una tradición heredada
La historia de Diego está ligada a una niñez marcada por la herencia familiar. “Cuando vivíamos arriba, a 2400 metros de altura, mi papito como no tenía despulpadora, machacaba el café en una máquina antigua de los indios con una piedrita y yo ahí fui aprendiendo”.
- Diego de Jesús Álvarez Muñoz
- Diego de Jesús Álvarez Muñoz
“De niño era el nieto predilecto de mi abuelo entonces cuando él ya estaba viejito y enfermo me dijo: ‘me voy del campo pa’ la ciudad donde tenga mejores condiciones’ y me llevó a estudiar a la zona urbana de Medellín”.
“Venía en vacaciones donde mis papás -que ya estaban en una finca a 1800 metros sobre el nivel del mar- y cogía café. Mi papá nos hizo un tarrito y pa’ estimularme me dijo: ‘trabaje tres días pa’ mí y lo que coja tres días pa’ usted”. Así me entrené y ya cuando aprendí a coger café, tenía mi bulto y me motivé porque ya de cuenta mía me compraba mis cosas. Yo venía en las vacaciones y ellos me secaban el café, me daban la plata y yo seguía estudiando”, relata Diego.
Una vez culminó sus estudios de primaria y bachillerato se abrió camino en el sector textil de la ciudad. Gracias a ese campo laboral tuvo la oportunidad de capacitarse y aprender sobre economía, manejo de personal y el proceso de elaboración de las prendas.
Después de un tiempo las condiciones en su empleo cambiaron y eso lo llevó al límite. Renunció, regresó al campo, con los ahorros que tenía construyó su casa y atendiendo a la orientación de su padre emprendió como caficultor. “Mi papá me dijo: ‘siembre café’ y ahí empezó el cuento”, afirma orgulloso Diego.
- Diego de Jesús Álvarez Muñoz
- Diego de Jesús Álvarez Muñoz
De la formación al emprendimiento
En una finca de dos hectáreas aproximadamente y con la compra inesperada de un lote de café y capacitaciones inició el emprendimiento de Ilda y Diego de Jesús Álvarez Muñoz. Ellos, en compañía de su padre, trabajan de forma agroecológica compatible con el medio ambiente.
“Un profesor de agroecología muy completo y dedicado nos enseñó técnicas de trabajar de generación, nos explicó, yo cogí todo el hilo y ya a funcionar”.
“Ilda y yo nos despertamos muy temprano y hemos tenido la manía de decir: vamos a tomar tinto. Un día le dije: Ilda, nosotros comprando y con café que nos dicen que nos sale del bueno, vamos a tostar y empezamos tostando en un perolito”.
“El día que se terminó la capacitación nos dijeron: ‘traigan un producto transformado’ y pensamos: pues ahí no tostamos café, llevemos de eso y llenamos dos frasquitos”.
“Era un recinto cerrado, Ilda llegó, destapó eso y se ensolvó una fragancia exquisita y así empezamos. Los vecinos nos decían: ‘véndanos de ese café’. Hasta que, por medio de un funcionario llegó una muestra de café a la Unidad Municipal de Asistencia Técnica Agropecuaria -Umata-”, cuenta Diego.
A 1800 metros sobre el nivel del mar
El voz a voz de los testimonios de clientes satisfechos hizo que se fueran dando a conocer y fue así como el encanto de su café especial llegó al paladar de la Subsecretaría de Desarrollo Rural de la Alcaldía de Medellín.
Allí, los invitaron a participar de los Mercados Campesinos donde lograron comercializar su producto y vincularse al programa para la prestación del Servicio Público de Extensión Agropecuaria, una iniciativa destinada a mejorar la competitividad y la sostenibilidad de la producción agropecuaria de 1067 productores de los cinco corregimientos.

Ilda Elena Arroyave Galeano, Diego de Jesús Álvarez Muñoz y su Café Especial de Altura 1800 en Mercados Campesinos
Con este servicio la Alcaldía de Medellín busca facilitar la gestión del conocimiento, el diagnóstico y la solución de problemas en los niveles de producción primaria, poscosecha y comercialización, con el fin de hacer competitiva y sostenible la producción agropecuaria, mejorando la calidad de vida familiar.
“Esto nos ha brindado ventajas. Lo que hace que estamos con ellos hemos podido aumentarle a la pasadera de la comidita; por medio de la vitrina ya nos han reconocido más y nos brindan capacitaciones. Por ejemplo, yo no conocía nada de mi café y gracias a ellos tengo perfilaciones y más técnica, porque cada uno de los que nos visitan de allá, nos aporta algo para nuestro beneficio”.
“Se llama Café Especial de Altura 1800 m s. n. m. por las bondades nos que brinda la naturaleza al estar en esa altura. Dicen los que conocen que el mejor café es el que se cosecha a 1800 metros de altura sobre el nivel del mar. De ahí nace la idea y para dar más calidad, le brindamos una selección muy especial a cada proceso” explica el apasionado caficultor.
Biofinca Rancho de Latas
Diego es un estudioso de la agroecología y se ha dedicado a implementar disciplinadamente todo lo que ha aprendido durante años de capacitación, pero sin olvidar su legado familiar.
“Cuando nosotros estábamos pequeñitos éramos muy pobres y siempre la casita era un rancho de latas, entonces la primera casita en esta finca fue un ranchito de latas y de ahí se llama así. Acá todo es ciencia y biología, por eso yo la llamo biofinca”, expresa orgulloso Diego.
Recorrer la biofinca es disfrutar de un encuentro con la naturaleza y la ciencia. En cada rincón se experimentan las bondades de la agroecología en la forma en la que ellos mismos transforman y producen sus propios abonos y violes (extractos de plantas para reemplazar venenos) para fumigar y repeler plagas.
“Hace unos cinco o seis años empecé con la agroecología. Me interesó, me enamoré del proceso, me gustó y conocí muchos temas como la microbiología, lo que lleva a la biotecnología (que es el aprovechamiento de las bondades de los microorganismos) y una forma de regenerar la tierra muy fácil, trabajando en compatibilidad con el medio ambiente”, señala Diego.
Más que una biofinca, Rancho de Latas es una biofábrica que le brinda seguridad alimentaria a Ilda y a Diego por medio de una huerta propia y la crianza de pollos de engorde, oficio en el que son reconocidos en la vereda.
“Gracias a este proceso con la Secretaría de Desarrollo Económico de Medellín y los proyectos que han dado, he tenido la fortuna de capacitarme”, comenta satisfecho el gestor de Rancho de Latas.
El futuro
Con la misma claridad mental que orienta la biofinca, Diego proyecta su futuro: “me veo junto a Ilda y con una seguridad económica mejor. En estos momentos nosotros luchamos por eso, para que cuando estemos viejos tengamos una vida digna”.
- Diego de Jesús Álvarez Muñoz
Ilda Elena Arroyave Galeano, Diego de Jesús Álvarez Muñoz y su Café Especial de Altura 1800
“Ilda es mi motor, la que mueve esto y es la que me ha dado las ideas. Yo soy muy emprendedor, pero uno necesita un apoyo que le diga: vamos para adelante, ese es el norte. Uno siempre necesita eso”.
En su tono jovial y con el espíritu amoroso de esposa a flor de piel Ilda reafirma ese proyecto de vida familiar: “cuando decidimos conformar un hogar, era para estar hasta que estemos cuchitos. Lo bueno de nosotros es que los dos trabajamos de hombro a hombro. A mí no me importa ir a coger café con él y ayudarle. Es muy celoso con las plantas y por eso a veces digo: quiere más a las plantas que a mí”, relata entre risas.
Programa para la prestación del Servicio Público de Extensión Agropecuaria
Este servicio hace parte de la oferta institucional de la Subsecretaría de Desarrollo Rural de la Alcaldía de Medellín y es liderado por profesionales del Politécnico Colombiano Jaime Isaza Cadavid. El programa se enfoca en la formación práctica en Manejo Integrado de Plagas y Enfermedades (MIPE), en cultivos, utilizando métodos sostenibles y respetuosos con el medio ambiente. También se capacitan en agroecología y en prácticas para mantener y contribuir con la salud del suelo, promoviendo una producción más sostenible y eficiente.
Además ofrece acompañamiento en comercialización, asociatividad y TICs (Tecnologías de la Información y la Comunicación), así como buenas prácticas agropecuarias (BPA) enfocadas en la implementación de experiencias agrícolas que aseguren la calidad y seguridad de los productos, el bienestar animal y la sostenibilidad ambiental.
Quienes completen el ciclo de atenciones serán priorizados para la oferta del Programa Agropecuario Distrital 2024-2027 (PAD), que ofrece incentivos y oportunidades de apoyo para fortalecer la producción y sostenibilidad agropecuaria.
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