En Buen Comienzo Medellín crecen los Guardianes de la Naturaleza
Con este nombre se reconocen las niñas y los niños del Jardín Infantil Buen Comienzo La Aurora en el barrio Robledo donde cada día se cultiva la conciencia ambiental....

Con este nombre se reconocen las niñas y los niños del Jardín Infantil Buen Comienzo La Aurora en el barrio Robledo donde cada día se cultiva la conciencia ambiental.
“Acá hay todo para aprender, hay plastilina, muchas salas, y están las huertas ¡tenemos dos!”, dice Samantha Peñate de cuatro años, al tiempo que mueve su cabeza de lado a lado. Se ve a gusto en su Jardín Buen Comienzo La Aurora, un espacio que parece conocer a la perfección. El tono dulce y calmado de las palabras de Samantha contrasta con sus ojos inquietos y dinámicos; están a la búsqueda de algo… “acá hay árboles que se mueven, hay rocas… ¡ah! También tenemos cebolla de rama, acelga morada, lechuga…”.
Cada día Samantha y sus compañeras y compañeros pueden jugar al aire libre para aprender en vivo y en directo en el mariposario, de las flores polinizadoras y las huertas. Las agentes educativas lideradas por la coordinadora Dahiana Marcela Arango, tienen como objetivo cultivar, literal y simbólicamente, la curiosidad. “Nosotros nos enamoramos de la naturaleza, empezamos con las huertas y nos preguntamos qué más podíamos hacer alrededor de ellas con las niñas y con los niños, y en el proceso hemos ensayado de todo, trajimos girasoles y llegó la monarca y otras mariposas; vinieron abejas y también colibríes”.
Enfoques pedagógicos que conectan con la naturaleza
Los jardines y centros infantiles de Buen Comienzo Medellín cuentan con múltiples enfoques pedagógicos y en este caso, en el jardín La Aurora, se habla del movimiento ecopedagógico, que invita a las niñas y niños a conectarse con la tierra y escuchar el legado de las culturas ancestrales para entender el ciclo vital, al proteger a todos los seres vivos y su hábitat, garantizamos a su vez la supervivencia humana.
Aquí este conocimiento aterriza en lecciones simples y poderosas basadas en el método científico, como bien explica su coordinadora: “El aprendizaje inicia con una provocación, lo que motiva a conocer, a asombrarse, a hacerse preguntas. Y las niñas y los niños necesitan un movilizador; en este caso es Atoshi, un personaje caracterizado por nuestra agente educativa licenciada en educación artística para enseñar a las niñas y niños el cuidado de la naturaleza con inspiración en la sabiduría ancestral”.
Por eso, cuando las niñas y los niños salen de las aulas de desarrollo no paran de aprender. Cada día reciben el apoyo para sentir en sus manos la tierra, para ver cómo el agua y el sol actúan con su energía en las hortalizas que crecen con su respeto y cuidado; a jugar y reír, sin molestar a las abejas, a recorrer el mariposario y admirar los colores vivos de una monarca imponente o el amarillo intenso de las mariposas que se hicieron célebres por el famoso Gabo, el escritor colombiano que se inspiró en su belleza y misterio para escribir sobre el amor.
Aprendizaje constante
Así niñas como Samantha, pueden ver con sus propios ojos los regalos de la naturaleza en acción, como la metamorfosis, el proceso de transformación por excelencia para aprender sobre la paciencia, el cambio, la necesidad de proteger, ser protegido y la maravilla de tener espacios seguros para crecer.
En la cotidianidad del Jardín Infantil Buen Comienzo La Aurora las niñas y los niños aprenden a responder por qué las orugas deben comer en buenas cantidades, cómo se diferencian las pupas o cuál es la función de la espiritrompa de las mariposas.
Al mismo tiempo reconocen en sí mismos que su crecimiento ocurre también en etapas, que en el cuerpo humano cada órgano y cada sentido cumple una función, entre otros conceptos que se van sumando poco a poco en lo que Dahiana Arango denomina procesos de exploración para facilitar el aprendizaje, al resaltar que en estos espacios naturales se pueden potencializar todas las dimensiones del desarrollo.
Cuando las niñas y los niños aprenden a disfrutar la naturaleza, a cuidarse y a cuidar la vida de todos los seres vivos que les rodean, sus entornos, la ciudad y el planeta respiran mejor.
Y estas niñas y niños del Jardín Buen Comienzo La Aurora, con su vivencia diaria, con el contacto con tierra y con el amor que le cogen a esta, a medida que crecen muy probablemente se seguirán sintiendo como unos verdaderos Guardianes de la Naturaleza.
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