Atención ciudadana

En Medellín, a través del Presupuesto Participativo, un bono le devolvió la esperanza a Eulalia

En el corregimiento Altavista de Medellín, donde las montañas abrigan las casas y el viento parece soplar más fuerte en las noches difíciles, vive Eulalia Marín Mart...

En Medellín, a través del Presupuesto Participativo, un bono le devolvió la esperanza a Eulalia

En el corregimiento Altavista de Medellín, donde las montañas abrigan las casas y el viento parece soplar más fuerte en las noches difíciles, vive Eulalia Marín Martínez, madre de dos hijos, uno de ellos con síndrome de Down y varias  discapacidades. Su vida, como la de muchas mujeres cabeza de hogar, es una historia de amor incansable, de lucha diaria y de fe en que algo bueno puede suceder.

El año pasado, recién llegada a la ciudad, Eulalia fue seleccionada como beneficiaria de un bono alimentario de la Alianza Medellín Cero Hambre. “Me sentí la mujer más feliz del mundo”, dice entre lágrimas. “Imagínese, tanta gente en Medellín y yo, recién llegada, con todo lo que he pasado, fui seleccionada. Eso no se me va a olvidar nunca”.

Antes del bono alimentario, su rutina era tan dura como el cemento que pisa todos los días: “Yo ayudaba a pulir prendas de confección con una vecina en la Mano de Dios, pero con lo poquito que me ganaba, no alcanzaba”. Su hijo pequeño de tres años requiere atención las 24 horas del día, los siete días de la semana. Ella no puede dejarlo solo ni un segundo. Y eso, en medio de la pobreza, lo cambia todo. “Era muy complejo. Había días en los que no sabíamos si tendríamos algo para comer”.

La felicidad, dice Eulalia, tiene forma de fríjoles, arroz, carne, frutas: “Hemos podido volver a ver la carne en la mesa. Volvimos a comer fruta, verduras y eso no tiene precio. Uno duerme tranquilo sabiendo que no se va a acostar con hambre”. Gracias a ese bono, los tres golpecitos del día, desayuno, almuerzo y cena, volvieron a ser una constante y no un interrogante.

Decisiones de la comunidad

Pero lo más poderoso de esta historia es lo que hay detrás: la fuerza de una comunidad que se une para tomar decisiones sobre su propio futuro. Eulalia lo entiende bien: “Ese bono no cayó del cielo. Fue gracias a que participamos, a que votamos por el Presupuesto Participativo (PP). Este dinero es de nosotros y para nosotros. Por eso hay que hablar, hay que salir, hay que participar”.

El PP para el beneficio de la gente

En el caso de Eulalia fue la comunidad la que priorizó la seguridad alimentaria como una necesidad urgente y gracias a eso se pudo financiar la entrega de estos bonos. El papel del Presupuesto Participativo es empoderar a la ciudadanía para que sus necesidades se conviertan en acciones concretas”, comenta Camilo Cano, secretario de Participación Ciudadana.

La historia de Eulalia es solo una entre 221 000 hogares que hoy se enfrentan a la inseguridad alimentaria en la ciudad. La Alianza Medellín Cero Hambre es una apuesta sin precedentes en Colombia: rescata alimentos, conecta empresas con bancos de alimentos a través de tecnología como EatCloud e invita a la ciudadanía a donar. Todo esto se articula con programas como Buen Comienzo, el Programa de Alimentación Escolar (PAE), Nutrir para Sanar, Sanar para Crecer y ahora, con más fuerza, con las decisiones colectivas que se toman en los barrios y corregimientos a través del Presupuesto Participativo.

Imagen Presupuesto Participativo, un bono le devolvió la esperanza a Eulalia foto 4 Imagen Presupuesto Participativo, un bono le devolvió la esperanza a Eulalia foto 6 Imagen Presupuesto Participativo, un bono le devolvió la esperanza a Eulalia foto 5

Venimos avanzando en diferentes formas para combatir la inseguridad alimentaria en el distrito. Precisamente la estrategia del bono alimentario es una de las oportunidades que tenemos a disposición de las familias que más lo necesitan”, manifiesta Sandra Milena Sánchez, secretaria de Inclusión Social y Familia.

Priorizar necesidades

Medellín ya realizó la primera fase de esa ruta anual de Presupuesto Participativo, donde la ciudadanía participó en la recolección de insumos y el corregimiento Altavista, como muchos otros territorios necesita: alimentación, empleo, salud, y dignidad.

Este año, las lluvias torrenciales azotaron el corregimiento de Altavista. La casa de doña Eulalia se llenó de agua y el alma, de incertidumbre. Y aunque esta vez el caos volvió a tocar su puerta, ella no ha perdido la fe. Ya se inscribió nuevamente en el programa y ahora espera, con la misma ilusión, que su nombre vuelva a estar en la lista.

Eulalia lo resume mejor que nadie: “Lo único que les pido a quienes están detrás de este programa es que no lo dejen acabar. Que no se olviden de nosotros, porque sí se necesita, se necesita demasiado. Y a los que aún no se han animado a participar, les digo: háganlo, porque vale la pena”.

Porque cuando una mujer como Eulalia puede asegurarles a sus hijos tres comidas al día,  no solo está comiendo;  está soñando, está viviendo.

Noticia anterior « Alcalde Federico Gutiérrez lidera homenaje a las víctimas del Palacio de Justicia con entrega de la escultura “Vacío presente” Siguiente noticia Resultados de la convocatoria para el fortalecimiento de empresas del sector turístico de la ciudad »
Author
Equipo editorial
Medellín HOY

Somos un grupo que informa con rapidez y precisión sobre sucesos, cultura y deportes, manteniendo a la comunidad siempre conectada.

Publicar un comentario

Tu correo electrónico no será publicado. Los campos requeridos contienen un *