Mayita, la superheroína que llegó para quedarse en Medellín, en el corazón de Gloria

Hay perros que salvan. No vuelan, no tienen capa, no muerden al villano ni ladran fuerte; pero sanan, acompañan y reconstruyen. Mayita es uno de ellos: criollita, tranquila y con una leve dificultad en una de sus paticas, llegó al hogar de Gloria Piedrahita tras ser adoptada en el Centro de Bienestar Animal La Perla, el más grande del país, en uno de esos días que no se olvidan, justo cuando la vida lo pidió.

Gloria trabaja en la Alcaldía de Medellín y ha sido testigo de primera mano de lo que implica abandonar, rescatar y adoptar. Por eso no habla de Mayita como quien recoge un perro en la calle, sino como quien recibe a un ser con historia, con heridas y con un pasado. “Uno ve la diferencia, ellos, dentro de su sufrimiento, de todo lo que han pasado, te entregan un cariño que conmueve”, dice, mientras Mayita, juguetona y curiosa, se asoma entre los otros miembros de la familia: Sabrina, Lola, Bruno, y dos gatos.

Mayita fue la elegida

A Mayita no la encontraron en la calle, tampoco llegó sola, fue elegida. La conocieron en La Perla y supieron que era ella. No sabían exactamente cuándo estaría lista, pero la esperaban y, mientras tanto, como si el destino quisiera ir abriendo espacio, llegó Bruno, un perro mojado, enmarañado y atropellado por un bus en San Antonio de Prado. El hijo de Gloria lo recogió sin dudar y tras una semana con una familia adoptante, que no podía asumir el compromiso completo, volvió a casa “porque adoptar es un compromiso de vida”, dice Gloria con firmeza. “Un perro no es para cuando te sobre el tiempo o el dinero. Es para toda la vida”.

Mayita llegó finalmente para quedarse. Y lo que ocurrió desde entonces no fue solo una adopción, fue una transformación. De la perrita asustada que vivió en abandono, pasó a ser una guardiana de finca, una compañera de viaje y una más del paseo. Cada vez que ve las botas de campo, entiende que es momento de aventura: corre, ladra y se emociona. Aunque sea la más pequeña, se hace sentir. “Hay que alzarla para que no la pisen los otros cuando van a salir”, cuenta Gloria entre risas. Le gusta la piscina, juega con todos, y hasta ha empezado a poner límites a los perros que no conoce: “Eso muestra seguridad. Ya se siente parte de algo”.

Desde la Alcaldía de Medellín, donde hoy se adelanta la campaña Adopta Un Superhéroe, Mayita se convierte en símbolo de lo que se quiere lograr: encontrar un hogar para los más de 2100 perros que esperan una segunda oportunidad en el Centro de Bienestar Animal La Perla. No se trata solo de salvar perros. Se trata de permitir que ellos nos salven también.

Mayita no llegó para llenar un espacio vacío, llegó para abrir otros. Para despertar juegos, cuidados, viajes y sonrisas y para recordarnos, como tantos animales rescatados, que el amor no siempre tiene dos patas, a veces, llega con cola, mueve las orejas y duerme a los pies de tu cama.

Equipo editorial

Medellín HOY

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