Hallazgos arqueológicos, joyas que revelan la vida de indígenas y campesinos en el Parque Arví de Medellín
En el corregimiento Santa Elena, oriente de Medellín, está la mayor parte del Parque Arví, paraíso ecológico que la ciudad comparte con el municipio de Guarne. Profe...

En el corregimiento Santa Elena, oriente de Medellín, está la mayor parte del Parque Arví, paraíso ecológico que la ciudad comparte con el municipio de Guarne. Profesionales de la Corporación Parque Arví y EPM registraron allí nuevos hallazgos arqueológicos fabricados por pueblos indígenas.
La telecabina del metrocable sube desde el barrio Santo Domingo Savio y, cuando termina la pendiente, se inserta en el bosque de niebla del Parque Arví. Allí, en el corregimiento Santa Elena de Medellín, entre los 2340 y 2680 metros sobre el nivel del mar, rodeada por pinos, encenillos, niguitos, eucaliptos, orquídeas, anturios, bromelias, musgos; ranas, mirlas, guacharacas…,vive la historia de pueblos indígenas y campesinos que habitaron la zona hace cientos de años.

Panorámica desde una de las telecabinas del Metrocable Arví o línea L del sistema Metro.
El Distrito de Medellín es uno de los integrantes de la Corporación Parque Arví. Recientemente, arqueólogos y antropólogos de la corporación y EPM encontraron nuevos vestigios que evidencian que allá vivieron comunidades indígenas. Se trata de fragmentos de vasijas y herramientas que utilizaron los grupos étnicos en su cotidianidad.
- Fragmentos de vasijas y herramientas fabricadas hace cientos de años por comunidades indígenas que vivieron en Arví.
Felipe Andrés Arias Londoño, antropólogo y arqueólogo de la Corporación Parque Arví, menciona que, aunque es difícil precisarlo, estos objetos pertenecieron a comunidades indígenas prehispánicas que desaparecieron de la zona antes de la llegada de los españoles por razones que se desconocen, y son muy importantes, porque “son memoria y patrimonio para entender dónde estamos parados”.
En 2024 los profesionales registraron estos hallazgos arqueológicos en la vereda Mazo, sector El Salado, con la metodología de pozos de sondeo o prospección. “En unas cuatro hectáreas reseñamos seis sitios arqueológicos de carácter prehispánico con objetos de hasta 1500 años de antigüedad”, cuenta Felipe.
- Felipe Arias, arqueólogo de la Corporación Parque Arví, enseña algunas piezas de la colección de referencia arqueológica del parque.
Profundidad y superficie
En un punto de la vereda Felipe señala un pedazo de terreno de un metro de ancho por cuatro de largo, donde excavaron 30 centímetros y ubicaron algunas partes de objetos. Hacen varios pozos, guardando una distancia de 10 metros entre estos.
La prospección es el primer paso para la identificación de los sitios y sus evidencias. Luego se plantean los rescates arqueológicos, en los que en esos terrenos se recuperan objetos y muestras con mayor detalle.

Felipe Arias, arqueólogo de la Corporación Parque Arví, parado en la vereda Mazo de Santa Elena, donde en 2024 varios profesionales hallaron fragmentos de piezas arqueológicas. Hallazgos indígena
Los rescates arqueológicos sirven para recuperar muestras y hacer estudios especializados, como dataciones y análisis de suelos para identificar fitolitos, almidones o hullas microscópicas que dejaron los antiguos pobladores. Fitolitos o almidones son una marca relacionada con el medio ambiente circundante en épocas pasadas. Los rescates también ayudan a identificar la existencia de plantas que se manejaron o cultivaron en la zona.
“Normalmente, aquí los hallazgos los logramos a una profundidad de entre cero y 60 centímetros. Mientras más profundo esté el objeto es más antiguo; mientras más superficial, más reciente”, explica Felipe.
Hace 1500 años
Varios de los fragmentos encontrados fueron fabricados con barro cocido hace 1500 años y constituyen otra maravilla de Arví, el parque público abierto de 1761 hectáreas de bosque –pertenecientes a la reserva del río Nare–, que es todo un paraíso ecológico distribuido entre la capital antioqueña y el municipio de Guarne.
Tras el descubrimiento, los profesionales pasan los objetos a lavado, marcación y clasificación de evidencias. Analizan los contenidos y los conservan en la colección de referencia arqueológica del Parque Arví. Anteriormente enviaban algunos al Museo de la Universidad de Antioquia.
- Algunos elementos de la colección de referencia arqueológica del Parque Arví.
En 1998, cuatro polígonos de Arví fueron declarados bien de interés cultural de la Nación y en 2019 fue declarada como área arqueológica protegida de la cuenca alta de la quebrada Piedras Blancas una zona mucho más grande –que trasciende los límites del Parque Arví–, de 2600 hectáreas. En Antioquia solo tienen la condición de área arqueológica protegida esta de Arví y su entorno y el cerro El Volador de Medellín.
“Invitamos a la comunidad, a los investigadores, estudiantes, a los gomosos de la historia y de la arqueología a que nos visiten, a que nos escriban en nuestras redes sociales y coordinen visitas guiadas con nuestros arqueólogos. Conocer nuestra cultura, nuestra historia, cómo vivían los primeros habitantes de la ciudad, hace parte de la esencia de estar en ella”, expresa el director del Parque Arví, Óscar Andrés Cardona Cadavid.
En solo 15 minutos
Desde la zona urbana de la ciudad puede subir al Parque Arví en vehículo particular, bus o metrocable. El bus lo aborda cerca de la Placita de Flórez, en tanto que para viajar en metrocable llega a la estación Acevedo del metro, ahí toma el metrocable línea K y en Santo Domingo hace transferencia a la línea L, que va hasta Arví. La tarifa general del metrocable turístico (Santo Domingo – Arví) está en $13 700 y el trayecto dura unos 15 minutos.
- Estación Acevedo del metro y telecabinas del metrocable en el recorrido desde Acevedo hacia Arví.
Quince minutos en los que, aunque sigue siendo Medellín, el cambio es total: de lo urbano a lo rural, del sonido del tráfico a la música de los pájaros y el viento, de las edificaciones al inmenso verde del bosque, del clima templado y cálido de la urbe al frío del parque.
Catalina Rojas y su madre, María Bolaños, son costarricenses. En febrero de 2025 viajaron por primera vez a Medellín y uno de los sitios que visitaron fue Arví. Sobre los hallazgos arqueológicos, María responde: “así conocen su cultura, de dónde vienen, cómo trabajaban estos grupos”. A la señora le encanta la naturaleza y destaca: “logré viajar en metrocable”.
Tumbas, escuela y hotel
En Arví los hallazgos arqueológicos empezaron en la década de 1980 y no se han detenido. Desde entonces, en otras investigaciones los especialistas han encontrado dos tumbas indígenas, y alrededor de 17 000 piezas y fragmentos de barro cocido, cerámica, loza y vidrio reposan en la colección de Arví, apunta el arqueólogo Felipe Arias, aunque las excavadas desde 1980 pueden ser más. El material daría para abrir un museo en el parque.
- Algunos elementos de la colección de referencia arqueológica del Parque Arví.
Además de artefactos y herramientas indígenas, en el parque hay construcciones campesinas antiguas. Por ejemplo, partes de los muros de tapia de la escuela de Sabanas de la vereda Piedras Blancas, donde estudiaron 65 personas en 1915.
- Muros de tapia de la escuela de Sabanas, donde estudiaron 65 personas en 1915.
Las ruinas de la escuela están en un predio que hoy es propiedad de EPM, cerca de la laguna y junto al camino de la Cuesta, un sendero de piedra que tiene más de 400 años, según datos de Felipe. En la zona hay un convenio entre EPM y la Corporación Parque Arví para preservar el bosque, cuidar el agua y las evidencias arqueológicas de los terrenos que son de la empresa de servicios públicos.
También están restos de muros del hotel Cabuya, que entre 1850 y 1900 fue posada de los arrieros que pasaban por allí. Tenía cinco habitaciones, cocina, sala y fue construido en un lote en el que hubo una vivienda indígena. El hotel está dentro de los polígonos declarados como bien de interés cultural de la Nación en 1998. Por estos tesoros es que habitantes de estas veredas y visitantes deben ser cuidadosos para conservar la memoria cultural y el medio ambiente.

Restos de muros del Hotel Cabuya, que entre 1850 y 1900 fue posada de arrieros. Hallazgos indígena
El carriquí
Mientras visitamos el parque vemos un carriquí en los árboles que están frente a las oficinas de la corporación. Gran sorpresa, nos dicen trabajadores de la entidad, porque el pájaro verde, amarillo, azul y negro aparece poco en ese sitio.

Carriquí que observamos cuando visitamos el parque para la elaboración de este artículo.
Catalina, la turista costarricense, comenta: “me gustó la aventura. El bosque, el metrocable, el aire puro; es un buen lugar para meditar, estar con uno mismo y compartir”.
Al final de la tarde la niebla se vuelve densa. El servicio del metrocable turístico termina a las 6:00 p. m. Minutos antes, bajando, es impactante cuando la telecabina sale del bosque y vuela de nuevo sobre los barrios del nororiente de la ciudad. Atrás queda la parte alta, el campo, Arví, palabra indígena que significa abundancia, donde las joyas históricas y culturales refuerzan su encanto como maravilla rural de Medellín.

Réplica de urna funeraria de comunidades hallazgos indígenas que habitaron Arví hace cientos de años. En ella depositaban restos humanos.
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