Rosa Flor del Campo: La campesina que guía turistas en Santa Elena
Cristina Salas Salas se convierte en Rosa Flor del Campo, un personaje que invita a conocer las historias de Medellín a través del turismo y la educación.
Una guía especial en Medellín
Entre las calles empinadas del barrio Manrique o entre las montañas y flores del corregimiento Santa Elena, en Medellín, aparece una campesina de blusa blanca, falda roja con flores azules y amarillas, canasta en el brazo y una sonrisa amplia. Se llama Rosa Flor del Campo, y con su acento paisa invita a propios y visitantes a descubrir las historias que guardan estos rincones.
Detrás de ese traje colorido está Cristina Salas Salas, una mujer que encontró en el turismo una forma de salir adelante y en la educación su camino para crecer. Hoy estudia Tecnología en Gestión de Guianza Turística en la Institución Universitaria Colegio Mayor de Antioquia, gracias al programa Matrícula Cero de Sapiencia, la Agencia de Educación Postsecundaria de Medellín.
Rosa Flor del Campo: Un homenaje a las raíces
Rosa Flor del Campo nació de la memoria y el cariño de Cristina hacia su abuela, Rosa Olivia Salas, quien llegó a Medellín huyendo de la violencia en busca de oportunidades. Con este personaje, Cristina quiere rendir homenaje a sus raíces y transmitir los valores del campo.
“Rosa realmente quiere estar en todo Medellín. Quiere que la gente conecte mucho con el campesino, con sus valores. Es un personaje que te invita a conocer mucho más la ciudad con alguien que dice frases coloquiales, que es como una abuela, una madre, una tía que tiene esas raíces tan profundas que te las quiere transmitir”, explica Cristina.
Recorriendo Manrique y Santa Elena
Vestida con su falda floreada, llevando girasoles, rosas, una pirinola y juegos tradicionales, Rosa guía a los turistas por las calles de Manrique, un barrio ubicado al oriente de Medellín. Desde la UVA La Armonía, señala las fachadas multicolores y el gran mural Constelaciones, obra del artista Fredy Alzate y de colectivos locales.
Además, en el corregimiento Santa Elena, Rosa Flor teje relatos sobre la cultura campesina y la tradición silletera, mezclando datos históricos con la calidez de sus anécdotas.
El camino de Cristina
La historia de Cristina no ha sido sencilla. Como madre soltera de una niña de nueve años, trabajó en diversos empleos, desde papelerías hasta pizzerías. Durante el día guiaba turistas y por la noche atendía mesas, mientras escuchaba sus clases virtuales. A pesar de los obstáculos, continuó su formación y buscó formalizar su experiencia como guía.
El respaldo de Sapiencia
El apoyo de Sapiencia con el programa Matrícula Cero fue decisivo. Este programa cubre hasta el 100 % del valor de la matrícula y/o sostenimiento por semestre, lo que le permitió continuar sus estudios sin interrumpir su sueño. Cristina afirma que, sin este beneficio, no estaría estudiando.
“Realmente el estudio es fundamental. El estudio que me ha dado Sapiencia para poder ser una muy buena guía es lo que fortalece mucho a Rosa para poder hablar con la gente, para poderse expresar porque yo siempre lo he dicho: ser guía no solo es saberlo hacer, sino hacerlo con mucho amor y mucho cariño”, concluyó.
Una experiencia enriquecedora
Hoy, Cristina combina las aulas con la práctica: trabaja en agencias de turismo, recibe solicitudes de viajeros de Estados Unidos, México y Europa, y sigue recorriendo Manrique y Santa Elena como Rosa Flor del Campo, la campesina que convirtió su historia en una experiencia para otros.

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