Desplazados en Tarazá retornan a sus territorios
Familias campesinas deciden regresar a sus veredas tras tres meses de incertidumbre en un albergue.
Retorno de familias campesinas en Tarazá
Después de tres meses de vivir en condiciones difíciles y sin un panorama claro que les permitiera regresar a sus hogares, las familias campesinas que se encontraban albergadas en el coliseo de Tarazá han tomado la decisión de volver a sus territorios. Estas familias habían abandonado sus hogares en el campo debido a la violencia provocada por grupos armados ilegales, dejando atrás sus pertenencias y su modo de vida.
Las condiciones de vida en el albergue
Durante su estancia en el coliseo, muchas de estas familias enfrentaron incomodidades significativas. Las condiciones del albergue no eran óptimas, lo que llevó a un creciente descontento entre los desplazados. Según el alcalde de Tarazá, Yomer Fabián Álvarez, las condiciones y comodidades en el albergue no eran las mejores, lo que motivó a las familias a buscar regresar a sus hogares a pesar de los riesgos que esto implica.
“Hicieron caso omiso a ese llamado que nosotros hicimos, pues las personas que hicieron se cansaron de estar ahí, porque ahí las condiciones y las comodidades no eran las mejores. Yo hoy no puedo hablar de un retorno, porque cuando se habla de un retorno se habla de unas garantías de seguridad, de un acompañamiento estatal, de los misterios en materia de infraestructura, en materia de vías”,
aseguró el alcalde Álvarez. Su declaración refleja la complejidad de la situación, donde el deseo de regresar a la tierra se enfrenta a la falta de condiciones seguras y adecuadas.
Apoyo institucional y desafíos de seguridad
El alcalde también reconoció el apoyo recibido por parte de la Gobernación de Antioquia y de la Unidad de Víctimas, quienes han brindado ayudas a estas familias. Sin embargo, Álvarez enfatizó que el apoyo recibido no ha sido suficiente para garantizar un retorno seguro. A pesar de la presencia del Ejército en la zona, el orden público sigue siendo un desafío importante que afecta la seguridad de los habitantes rurales.
“Pero nosotros hoy no tenemos la capacidad de garantizarle la seguridad a esas personas en el territorio. El garante de la seguridad en la ruralidad es el Ejército Nacional. Ahí hay presencia del Ejército Nacional, de ahí a que esa presencia sea efectiva, sea eficaz para esas personas allá es una cosa muy diferente”,
añadió el mandatario, subrayando la complejidad de la situación en la que se encuentran estas comunidades. La presencia militar, aunque necesaria, no siempre se traduce en una protección efectiva para los habitantes de las zonas rurales.
El retorno y sus implicaciones
De las 144 personas que se encontraban en el albergue, algunas han decidido regresar a sus veredas originales, como Tahamí, Doradas Alta y Tesorito. Sin embargo, no todos los desplazados han optado por volver a sus lugares de origen. Algunos han elegido quedarse en el casco urbano de Tarazá, mientras que otros han encontrado refugio en el vecino municipio de Valdivia. Esta dispersión de las familias refleja la incertidumbre y la falta de garantías que enfrentan al considerar el retorno a sus hogares.
El retorno de estas familias no solo representa un acto de valentía, sino también una necesidad imperiosa de reconstruir sus vidas en un contexto donde la seguridad y el apoyo institucional son inciertos. Las veredas a las que regresan son parte de su identidad y su historia, pero el camino hacia la recuperación y la estabilidad es aún un desafío significativo.
La situación en Tarazá pone de manifiesto la importancia de un enfoque integral que no solo contemple el retorno físico de las personas desplazadas, sino que también incluya medidas efectivas de seguridad y desarrollo para garantizar que estas comunidades puedan reconstruir sus vidas de manera sostenible.
Publicar un comentario